Alzheimer y demencia

La construcción de una herramienta promoción de salud mental para familiares

Robert Pérez Fernández, César Valdez y Luis Acosta
Grupo de Investigación e Intervención en Demencias
Centro Interdisciplinario de Envejecimiento,
Universidad de la República de Uruguay

El Taller de apoyo psicoafectivo.
El presente artículo tiene dos objetivos principales, ambos vinculados con la memoria y testimonio de tres instituciones.

Por un lado, se pretende recuperar y transmitir la experiencia y el proceso que llevó a la construcción de una herramienta de intervención psicológica para mejorar la salud de las familiares cuidadoras de personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias (EA), que hemos denominado “taller de promoción de salud mental”. Por otro, dar cuenta de una actividad de cooperación y hermanamiento entre dos Asociaciones de familiares de personas con EA del Río de la Plata: AUDAS (Asociación Uruguaya de Alzheimer y Similares) y ALMA (Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer y otras alteraciones similares).

La primera parte de esta comunicación se basa en una anterior publicación nuestra (Pérez, Acosta y Valdez, 2015)

El “taller de promoción de salud mental” es resultado de una actividad de cooperación institucional para el desarrollo de prácticas integrales que desde el año 1996 se viene implementando entre AUDAS y la Facultad de Psicología de la Universidad de la República de Uruguay, a través del actual Centro Interdisciplinario de Envejecimiento (CIEn). AUDAS es una asociación de carácter autogestivo fundada en 1991, con su sede central en la cuidad de Montevideo y diferentes filiales en otras ciudades del país.

Al igual que ALMA (fundada en Buenos Aires en el año 1989) integran la Asociación Internacional de Alzheimer (Alzheimer's Disease International - ADI) y la Asociación de Alzheimer Iberoamérica (AIB).

En el caso de Uruguay, las actividades de AUDAS durante muchos años estuvieron centradas en el desarrollo de grupos de autoayuda para familiares-cuidadores de personas con EA. Estos grupos que eran coordinados y autogestionados de forma directa por los participantes, en los últimos años no estaban alcanzando sus objetivos de apoyo ni logrando sostenerse en el tiempo, por lo que AUDAS solicita al CIEn, asesoramiento para fortalecer ese espacio.

De esta manera, entre abril y julio del año 2012, dos estudiantes de la Licenciatura en Psicología comienzan a participar como observadores en el grupo de autoayuda que se implementaba en ese momento, con el objetivo de realizar un diagnóstico situacional, identificando los principales obstáculos y potencialidades del dispositivo.

Se observó que los familiares cuidadores constituían una población altamente vulnerable, con un importante sufrimiento psíquico, que buscaban encontrar un sostén afectivo, además de herramientas que les permitieran resolver distintas dificultades en las actividades de la vida cotidiana vinculadas al cuidado. Al ser un grupo autogestivo, no existía una estrategia de desarrollo de la grupalidad, por lo que los relatos autorreferenciales y las dificultades en la circulación de la comunicación se mostraban como una constante en estos encuentros. Se apreciaba claramente altos grados de “dependencia psíquica mutua” (Berriel, Leopold y Pérez, 1998), uno de los principales obstáculos para producir cambios.

Los pensamientos y afectos circulaban en torno a la enfermedad y no a las personas que transitan por la misma. La imposibilidad técnica que implica este tipo de “grupo de autoayuda” para analizar estas dimensiones, generaba dificultades para que se dieran cambios en la dinámica grupal o en las temáticas abordadas, existiendo una gran resistencia para incorporar nuevos enfoques sobre las demencias o de crear nuevas estrategias para enfrentar las problemáticas en la vida cotidiana.Asimismo, la información que los familiares manejaban era escasa y fragmentaria, centrada en la enfermedad desde un enfoque biomédico.

Este enfoque, en casi todos los casos era reforzado (y construido) desde un imaginario social predominante de las demencias como enfermedad individual y por fuera de las personas, discursos agenciados a través de los “consejos” de sus médicos de referencia o desde las noticias predominantes en los medios de comunicación (en los que no es extraño encontrar continuamente información poco rigurosa y sensacionalista sobre la posibilidades de “cura”, producida al descubrir determinada proteína o mecanismo neuroquímico o neurobiológico).

Observamos que el grupo de autoayuda era utilizado por las participantes principalmente como un momento catártico, donde existía una sobre-exposición afectiva individual a través de relatos de situaciones vividas con la persona con demencia que les producían mucho sufrimiento, vinculando todas las acciones de la vida cotidiana a los efectos de la enfermedad. De esta forma, quedaban fácilmente atrapadas en una concepción asistencialista de la problemática, no pudiéndose visualizar ellas y sus familiares desde una perspectiva de derechos y como agentes de cambio.

En función de lo observado, así como de los distintos aportes recibidos desde la institución y las participantes de los grupos, el CIEn le propone a AUDAS cambiar el dispositivo de “grupo de autoayuda” por una modalidad de taller “a término”, con determinadas características que permitieran analizar la implicación por parte de las familiares – cuidadoras (F-C), generando técnicamente procesos de participación, grupalidad y empoderamiento. Se acuerda entonces implementar en forma piloto una primer versión del “Taller de apoyo psicoafectivo para familiares cuidadores de personas con demencia”. En función de los buenos resultados cualitativos obtenidos con el mismo, se define continuar esa experiencia, ajustando el dispositivo en función de los aprendizajes en las siguientes dos ediciones que se realizaron en Montevideo en el año 2013. Ya desde esta experiencia definimos evaluar el proceso y la eficacia del dispositivo, a los efectos de conocer los cambios producidos en la percepción del estrés, el bienestar psicológico y la salud percibida. Para ello seleccionamos una serie de instrumentos (escalas y cuestionarios estandarizados y de uso habitual a nivel internacional) que aplicamos antes de comenzar el taller, al finalizar el mismo y luego de dos meses de finalizado como seguimiento de los resultados.

Para el año 2014, ya con los aprendizajes obtenidos, nos propusimos fortalecer esta herramienta de trabajo y construir conjuntamente con los participantes una guía de intervención. Así, en la siguiente edición del Taller, se mantuvieron los mismos objetivos y frecuencia que las ediciones anteriores, pero se aumentó a dos horas su duración, tomando los aportes de los actores participantes de las experiencias pasadas.

Se incorporó definitivamente a la técnica de trabajo, el recurso técnico de llamadas telefónicas individuales de seguimiento a cada participante. Esto fue pensado con el objetivo de tener un mayor seguimiento de cada caso y para fortalecer el vínculo con el equipo terapéutico, de modo de contribuir a una mayor apropiación de dicho espacio.

Ya con este dispositivo definido y en funcionamiento, en el mes de noviembre del año 2014, realizamos conjuntamente con AUDAS, un taller de “Intercambio de Aprendizajes”, para la cual se convocó a los participantes de las tres ediciones anteriores de los Talleres de apoyo psicoafectivo, así como a la presidenta y a la coordinadora del Centro Diurno de AUDAS. Esta actividad tuvo como objetivo principal evaluar la experiencia de los talleres y sus efectos en la vida cotidiana de cada participante, a la vez que generar un espacio que contribuyera a la participación y el empoderamiento de este grupo de personas. Como esquema de trabajo en esta actividad, se realizó una breve presentación del dispositivo, así como las principales temáticas abordadas, para luego realizar una reflexión sobre el proceso vivido por cada uno de los participantes.

Luego, se dividió a los asistentes en tres sub-grupos, solicitándoles que analizaran tres consignas:

  • Momentos significativos y principales aprendizajes de la experiencia.
  • Fortalezas y debilidades del dispositivo y propuestas de cambio.
  • Consideraciones en relación al componente grupal y a las llamadas de seguimiento.

Este trabajo permitió identificar los principales momentos significativos y aprendizajes de los familiares participantes de los talleres, que remitieron a tres ejes centrales del taller:

Eje 1:

Abordaje e intervención sobre las demencias desde una perspectiva de Salud Mental Comunitaria. Uno de los momentos significativos y principales aprendizajes de la experiencia vivida que señalan las participantes, es la posibilidad de repensar desde nuevos enfoques la conflictiva por la que transitan. A través de las distintas ediciones del taller, aparecieron espacios en donde se reflexionó sobre las limitaciones que surgen del abordar estos trastornos únicamente desde una concepción biomédica. Las conceptualizaciones realizadas desde esta perspectiva de comprensión se han basado principalmente en la descripción de las enfermedades desde el punto de vista orgánico e individual, clausurando la posibilidad de incluir otros planos de la vida de las personas, que también producen sufrimiento y que por lo tanto se constituyen en condiciones de producción de la enfermedad que inciden el plano biológico (Pérez, 2013). Asimismo, desde esta perspectiva se parte de considerar a la salud y la enfermedad como entidades estancas, de orden individual y excluyentes entre sí (estoy sano o enfermo) deslizando las dimensiones socio-históricas, políticas y económicas a un lugar secundario. Esta forma de comprender las demencias, produce que los familiares cuidadores reciban información generalmente centrada en los aspectos biológicos de la enfermedad y en los déficits como única posibilidad de evolución del cuadro. Esto contribuye a que decodifiquen todas las conductas o comportamientos en función de la enfermedad, sin tener en cuenta el contexto, la personalidad y la historia de la persona.

Desde una perspectiva de salud mental comunitaria, podemos partir desde otros modelos de comprensión y abordaje de las demencias. El modelo multidimensional (Berriel y Pérez, 2007) sitúa a los procesos psicológicos, vinculares y socio-históricos, además del plano biológico, como condiciones de producción de la enfermedad. La forma en que se articulen estos planos, delimitará la forma en que se exprese ésta y afecte la vida cotidiana de la persona y su entorno. Esta perspectiva de comprensión coloca estas dimensiones en un mismo plano de producción de realidad. Así, las demencias la podemos concebir como un proceso, en donde lo que enferma siempre es un colectivo, y la comprensión y expresión de este proceso se verá determinado por las producciones de sentido que el mismo construya. El momento socio-histórico y las representaciones sociales imperantes en éste, determinarán como este colectivo signifique y transite este proceso de salud y enfermedad. Desde este enfoque, nadie es totalmente sano o totalmente enfermo, sino que cada persona, cada colectivo presenta aspectos más saludables y aspectos más patológicos que se expresan en su cotidianidad. Según esto, nuestro sujeto de intervención ya no es “la demencia”, sino un grupo familiar y una persona a la que le pasa muchas cosas, entre otras que tiene una enfermedad crónica y altamente discapacitante como la demencia degenerativa primaria.

Eje 2:

El grupo operativo como técnica de trabajo que contribuye a la producción colectiva de nuevos aprendizajes, habilitando un nuevo posicionamiento subjetivo en relación al proceso salud-enfermedad y cuidado. En el plano técnico, pudimos observar el alto potencial del dispositivo grupal (Del Cueto y Fernández, 1985), en tanto en situación de grupo se configuran fenómenos psicológicos (producciones imaginarias grupales, redes identificatorias y transferenciales, dinámicas de roles, estrategias de comunicación y cooperación, etc.) que permiten el despliegue deseante y enunciante de los participantes (Berriel y Pérez, 2007). El grupo operativo como estrategia terapéutica de abordaje de los trastornos mentales severos tiene una rica tradición e historia en el Río de la Plata (Pichon Riviére, 1985). Esta técnica sin duda posee una mayor eficacia en relación a los grupos de autoayuda tradicionales. Asimismo, los familiares señalan como aprendizaje, algunos cambios en el vínculo que entablan con la persona con demencia, en tanto logran aproximarse a algunos niveles de implicación en el proceso de salud y enfermedad. Un aspecto interesante en relación al acontecimiento grupal, es que éste ha permitido también una incipiente autogestión, por parte de algunos integrantes que participaron de la tercera edición del taller. A manera de ejemplo, estas personas vienen reuniéndose cada 15 o 20 días aproximadamente, en el cual comparten las distintas situaciones que enfrentan en su vida cotidiana.

El enfoque técnico de grupo operativo también permite trabajar en relación al vínculo que se entabla entre la persona con demencia y su familiar-cuidador, que se ha conceptualizado como dependencia psíquica mutua (Berriel, Leopold y Pérez, 1998). Más allá de la dependencia funcional que se da por los efectos de la enfermedad, se produce desde su correlato psicológico, un tipo de vínculo en el cual, la dependencia se da también desde el familiar cuidador. Un tema que se reitera en las cuidadoras vinculado con el proceso de dependencia psíquica mutua, es sus dificultades para proyectarse a futuro.

El dispositivo ha permitido también, que los familiares participantes hayan podido proyectarse a futuro, es decir, lograr planificar actividades que no se encuentren vinculadas a su rol como cuidadores. Viajes, salidas, disfrute del ocio, actividades físicas, actividades educativas, han sido algunos de los proyectos que han podido concretar, y que, anteriormente a la experiencia, aparecían en el orden de lo impensado.

Otro momento significativo que señalan los participantes de la experiencia, es el referido a los procesos de duelo por los que sería necesario transitar, y que en general están poco habilitados para esta población. Para que los familiares puedan pensarse a futuro, es necesario que se pongan en juego recursos afectivos que permitan tramitar psíquicamente la angustia y la tristeza que les ocasiona las distintas pérdidas que ocurren a medida que progresa la enfermedad. En el caso de los familiares cuidadores se presentan algunas singularidades, como consecuencia de los cambios en la personalidad, dificultades en la comunicación y la pérdida de habilidades del familiar debido al deterioro progresivo que pueden sufrir las personas con demencia. En el plano psicológico, esto produce una serie de pérdidas concretas (funcionales) y simbólicas (pérdida de proyectos, ilusiones, etc). El familiar cuidador y la persona con demencia se enfrentan entonces a un proceso de duelo particular y ambivalente, ya que si bien la persona está presente físicamente, su familiar cuidador siente que la persona que él conocía yo no es la misma persona (Large y Slinger, 2013).

También, al tener que llevar adelante las tareas altamente exigentes que implican el cuidado, los familiares muestran sentimientos de culpa debido a no ver cambios positivos en el proceso de su familiar. El dispositivo operativo del taller (incluidas las llamadas individuales), fue evaluado como muy positivo por las familiares cuidadoras para poder transitar por estos procesos de duelo y disminuir el sufrimiento psíquico.

Eje 3:

El estigma asociado a las demencias, como dimensión que participa del proceso de enfermedad-cuidado, limitando el reconocimiento y ejercicio de sus derechos humanos. Otra de las fortalezas del dispositivo que señalaron las participantes, consiste en la problematización y acción en relación al estigma que recae sobre las personas que sufren estos trastornos mentales. Los mismos están estrechamente vinculados a las concepciones dominantes sobre salud y enfermedad y a las representaciones e imaginarios sociales sobre la vejez. En el caso de las personas con demencia, se produce un doble estigma, por ser adulto/a mayor y por tener un trastorno mental. Algunos participantes lograron visualizar cómo el estigma y los prejuicios hacia la vejez, también forman parte del proceso de salud, enfermedad y cuidado. El estigma recae sobre las personas con demencia, así como sobre su colectivo de pertenencia. Provoca que ante la aparición de los síntomas, las personas no consulten y no accedan a los servicios de atención de salud. También, desde el ámbito profesional el estigma produce efectos, en tanto muchas veces los profesionales adjudican los síntomas que manifiesta la persona como parte normal del envejecimiento. Asimismo, lleva a que las personas con estos trastornos se vean excluidas de habitar distintos espacios sociales, en tanto son visualizadas únicamente desde sus aspectos más patológicos, sin considerar los aspectos saludables que la persona aún conserva.

También el estigma se visualiza en la práctica común de no comunicación del diagnóstico de demencia a su familiar (Pérez, 2014), por lo que muchos de los participantes llegan a los espacios de taller con la indicación del profesional de no comunicar el diagnóstico de demencia a su familiar. Este ocultamiento a la persona con demencia sobre su padecimiento, refuerza desde el inicio mecanismos pasivizantes en las mismas, que comienzan a instalar pero inexorables mecanismos tendientes a la pérdida de su calidad de persona. Se asiste así a la producción de sobrediscapacidad que son el blanco principal de intervención de los talleres (Acosta 2014; Pérez, 2014). Sin embargo, al transcurrir el proceso algunos comienzan a manifestar la necesidad de comunicarle a su familiar el diagnóstico, en tanto logran visualizar a su familiar no desde una persona que requiere asistencia, sino como una persona que es sujeto de derechos y obligaciones. De esta manera, se cambia el punto de partida del diseño de las intervenciones ya que no se visualiza a personas con necesidades que deben ser asistidas, sino que se configuran sujetos con derecho a exigir determinadas prestaciones y conductas (Huenchuan, 2006).

Junto a las fortalezas señaladas en estos tres ejes, las participantes de los talleres también identificaron algunas debilidades y aspectos que deberían mejorarse. Entre los principales señalan la necesidad de contar con algunas herramientas concretas. Si bien el dispositivo que implementamos busca diferenciarse de los espacios psicoeducativos que parten de un saber central, los distintos grupos demandan que se les brinde información sobre algunas problemáticas concretas asociadas a las actividades de la vida diaria (vestirse, higiene, seguridad en el entorno, etc). También, la sexualidad y el impacto de la demencia en las parejas y/o matrimonios aparece como necesaria de ser tematizada en el proceso grupal. Este aspecto es importante, en tanto muchas de las cuidadoras son esposas. En relación al encuadre del dispositivo, algunos participantes manifestaron la necesidad de que el dispositivo contara con más encuentros. También sugieren que los grupos deberían conformarse con menos personas.

En base a estos aportes de las propias familiares participantes, se adaptó el dispositivo de trabajo a su forma actual. Por un lado, se agregó un séptimo taller, pensado como espacio de reflexión conjunta en el que se discutieran los resultados obtenidos del proceso hasta ese momento, así como todo aporte de los participantes en relación a éste. Por otro se reafirmó apoyar la dinámica de cada sesión de taller, con información de buena calidad enviada vía correo electrónico (artículos científicos, materiales audio-visuales, etc.) Estos materiales han servido como disparadores de temas a reflexionar y trabajar en los talleres. A su vez, como parte integrante del dispositivo, el equipo de intervención tiene una reunión semanal de dos horas de supervisión, con el objetivo de revisar, sistematizar y evaluar lo acontecido en cada taller, así como para el cuidado de la salud del propio equipo.

Con estos ajustes al dispositivo, el taller pasó a llamarse “de promoción de salud mental para familiares cuidadoras de personas con demencia”, quedando organizado según el siguiente esquema operativo:

Dispositivo:

  • 7 talleres de intervención con módulos temáticos específicos. Frecuencia quincenal de dos horas.
  • Llamadas telefónicas individuales con frecuencia quincenal
  • Supervisión semanal del trabajo de dos horas
  • 2 talleres post-intervención de seguimiento

Participantes:

El dispositivo grupal permite la participación de hasta 15 familiares cuidadoras principales, siendo entre 8 - 10 el número de participantes recomendado.

Equipo de trabajo:

La coordinación del taller está a cargo de dos Lic. en Psicología con formación en grupo operativo (puede ser un Lic. en Psicología y un Trabajador Social u otro técnico con formación similar, pero que es imprescindible que tenga formación en grupo operativo).

El equipo queda constituido con un supervisor del trabajo, que debe ser Lic. en Psicología y tener formación específica en técnica operativa de grupo y en psicoterapia grupal según el enfoque de la Psicología Social del Río de la Plata (Pichon Rivière, 1985)

Técnicas del taller:

  • Técnica de grupo operativo
  • Técnicas clásicas de psicoterapia psicodinámica, tales como señalamiento, interpretación y lectura de emergentes.
  • Técnicas participativas y de caldeamiento
  • Contacto vía correo electrónico con los participantes, proporcionando información a través de distintos materiales audio-visuales, utilizando éstos como disparadores de temas a reflexionar y trabajar en los talleres.

Evaluación y seguimiento:

Se realiza una evaluación de diseño pre-post en grupo único, en la que se aplican diferentes escalas de sobrecarga, de estado de salud y de bienestar psicológico (al inicio y al final de los talleres)

También se realiza una evaluación cualitativa con las participantes, en el séptimo taller.

Una vez finalizados los talleres se realizan dos encuentros más de seguimiento con un mes de diferencia entre uno y otro

Contenidos temáticos de cada taller:

  • Taller 1: El existente grupal y las concepciones instituidas sobre la enfermedad. El modelo multidimensional de las demencias como estrategia de intervención.
  • Taller 2: Salud y enfermedad mental como proceso. Abordaje e intervención sobre las demencias desde una perspectiva de Salud Mental Comunitaria. La enfermedad de Alzheimer y su curso como procesdinámicos.
  • Taller 3: El estigma asociado a las demencias, como dimensión que participa del proceso de enfermedad-cuidado, limitando el reconocimiento y ejercicio de sus derechos humanos. La dimensión diagnóstica y derecho de la PcD a conocer su situación.
  • Taller 4: Las dinámicas de los recuerdos y olvidos como proceso complejo, vinculado a la identidad e historia. La dinámica de lo repetido, lo recordado y lo olvidado.
  • Taller 5: Los procesos de duelo como un componente psíquico necesario para superar las pérdidas. El duelo como analizador de salud mental. Nuevas formas de comunicación.
  • Taller 6: Sexualidad y vínculos. El proyecto de vida.
  • Taller 7: Evaluación. Espacio de reflexión conjunta en el que se discuten con las participantes los resultados obtenidos del proceso hasta ese momento.

Ya definido este dispositivo y en función de los buenos resultados obtenidos, en el año 2015 se lleva adelante un acuerdo de cooperación entre AUDAS, ALMA y el CIEn. En ese marco, ALMA selecciona una serie de profesionales que podrían implementar estos talleres en Buenos Aires. Los mismos realizan un curso de capacitación específica en esta técnica, que es brindado por el equipo del CIEn autor de esta propuesta, que también se encargará de realizar la supervisión de la tarea. Esto permite constituir dos equipos de trabajo que están en condiciones de desarrollar este tipo de taller en Buenos Aires, con todas las garantías técnicas en el marco de ALMA y el CIEn.

Así, en el año 2015, el “Taller de promoción de Salud Mental” fue implementado en tres grupos de familiares de personas con EA en Uruguay (dos en la ciudad de Montevideo y uno en la Minas, departamento de Lavalleja) y dos en Argentina (en la Ciudad de Bs Aires, a través de ALMA). En el presente año 2016 se mantiene esta actividad, desarrollándose dos grupos en Montevideo y dos en Buenos Aires, actividades organizadas en Uruguay por AUDAS y en Argentina por ALMA. Estos talleres son supervisados directamente por el equipo del CIEn de la Universidad de la República.

En el momento de escribir estas líneas, nos encontramos elaborando un artículo académico que permita dar cuenta de los resultados obtenidos en estos talleres a la comunidad científica internacional, como forma de difusión de una propuesta que viene demostrando su efectividad, en la medida que se implemente con todas las garantías técnicas y éticas.

En relación a esto último, y asumiendo la responsabilidad de creación de este dispositivo de intervención, desde el equipo del CIEn de la Ude laR nos interesa especialmente que esta propuesta se pueda replicar, pero con las máximas garantías éticas y metodológicas para los participantes, tema en el que coincidimos con AUDAS y ALMA.

Si bien la propuesta es presentada en un formato abierto, para obtener buenos resultados consideramos imprescindible que el equipo que desarrolle estos talleres pueda implementar el dispositivo en su totalidad (equipo de coordinación, supervisión, técnicas y temáticas, evaluación, etc). Para ello, es necesario que el equipo de equipo técnico y la supervisión tenga previamente una instancia de formación y capacitación en el tema. Como forma de garantizar ante los participantes esto, hemos definido otorgar a quiénes hayan realizado la formación correspondiente e incluyan en el dispositivo todos los componentes que aseguren una buena calidad del trabajo, un certificado de aval para el desarrollo de estos talleres, junto a AUDAS y ALMA. Esperamos de esta forma poder contribuir a fortalecer la propuesta, generando una red de profesionales e instituciones que puedan mantenerse en contacto e ir desarrollando esta actividad con un alto estándar de calidad, que permita mejorar la calidad de vida de las personas con EA y sus familiares, meta central de todo nuestro trabajo.

Referencias

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Berriel, F. y Pérez Fernández, R. (2007). Alzheimer y Psicoterapia. Montevideo. Psicolibros.

Del Cueto, A.M. y Fernández, A.M. (1985) El dispositivo grupal. En Pavlovsky, E. Lo Grupal 2. Buenos Aires, Búsqueda.

Huenchuan, S. (2006). Políticas de vejez como mecanismo de promoción de los derechos de las per-sonas mayores: algunos acercamientos teorico-conceptuales. RBCEH, Jul-Dez, 52-60. Pichon Rivière E. (1985). El proceso grupal. Del Psicoanálisis a la Psicología Social.1 ed. Bs. As.: Nueva Visión.

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Disponible en internet: www.extension.edu.uy Pérez Fernández, R. (2013) Salud Mental, Demencias y Políticas Públicas en América Latina: de-construyendo viejos y nuevos paradigmas. En: Cubillo León, MA y Quintanar Olguín, F. (Comp., 2013) Por una cultura del envejecimiento. Puebla: Centro Mexicano Universitario de Ciencias y Humanidades – CMUCH, pp. 333 – 344.

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Disponible en internet: www.inmayores.mi-des.gub.uy (recuperado el 22/03/2015)


Publicado en la Revista de ALMA, vol.VII, 2016